Sí, con B. No me equivoco. Después de las votaciones, vienen las botaciones. A la vista de los resultados muchas son las cosas que habrá que botar (en el sentido canario de la palabra).
Habrá que botar definitivamente los hábitos corruptos tan arraigados en nuestra sociedad entre algunos políticos. Y también tendremos que botar a los incumplidores de los programas electorales. No vale prometer unas cosas y hacer otras totalmente diferentes. Botar a los dirigentes y políticos que no han servido a la sociedad y que se han aprovechado de sus puestos para conseguir beneficios personales. Tendremos que botar la falsa palabrería, las frases huecas y vacías, las falsas promesas.
Hay que botar sin contemplaciones a los insensibles a las penurias que están pasando muchas personas de la sociedad española. Y también será conveniente botar a los directivos de medios de comunicación que cultivan el clientelismo con el poder.
Finalmente tendremos que botar (ahora en el sentido de botar un barco) la nave de la ilusión colectiva, de la justicia social, de la coherencia, de la integridad. Iniciar una nueva zarpadura con la ilusión de arribar con bien a puerto. Las reformas y las soluciones no se deben hacer esperar. No consistamos que el barco haga agua.
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