Ya se veía venir hace unos años, pero ahora se constata que "los medios" son clave para trasladar con más eficacia hacia los votantes, el mensaje de los candidatos. Y digo de los candidatos intencionalmente porque se vota más con la emoción que con la razón. Que si fulano me cae bien o qué guapo es mengano...
La sociedad actual ha modificado profundamente las prácticas electorales. Cada partido político tiene su cabeza de lista y para nada aparecen los demás candidatos. Tampoco dan muchas explicaciones a los votantes de su ciudad o su comunidad. No hace falta. Con que acierte el líder, es suficiente.
Se ve que han llegado a la conclusión de que para uniformar el mensaje, lo mejor es que hable uno solo. Y si tiene que hablar alguien que no sea el líder, pues que adopte, en lo posible los modos y maneras del jefe. Así los votantes no se liarán ni se confundirán.
Y siguiendo estos derroteros se llega a perder el sentido de todo esto. La finalidad de las elecciones. Que lo elegidos representen a los que eligen. Que los escuchen más a menudo. Que no se metan en sus despachos hasta las próximas elecciones.
Ayer me llegaron a casa un montón de sobres con la propaganda de los partidos políticos. Y con las casillas rellenas de cada una de las opciones. De todos los diputados que se presentan sólo conocía a uno. Pretenden pues, que me fíe del candidato-jefe y que vote a personas desconocidas que, seguramente, ni veré ni tendré ocasión de conocer en toda la legislatura. Me dan ganas de no jugar a esto.
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