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martes, 15 de diciembre de 2015

Elecciones (II)

Ya se veía venir hace unos años, pero ahora se constata que "los medios" son clave para trasladar con más eficacia hacia los votantes, el mensaje de los candidatos. Y digo de los candidatos intencionalmente porque se vota más con la emoción que con la razón. Que si fulano me cae bien o qué guapo es mengano...

La sociedad actual ha modificado profundamente las prácticas electorales. Cada partido político tiene su cabeza de lista y para nada aparecen los demás candidatos. Tampoco dan muchas explicaciones a los votantes de su ciudad o su comunidad. No hace falta. Con que acierte el líder, es suficiente.

Se ve que han llegado a la conclusión de que para uniformar el mensaje, lo mejor es que hable uno solo. Y si tiene que hablar alguien que no sea el líder, pues que adopte, en lo posible los modos y maneras del jefe. Así los votantes no se liarán ni se confundirán.

Y siguiendo estos derroteros se llega a perder el sentido de todo esto. La finalidad de las elecciones. Que lo elegidos representen a los que eligen. Que los escuchen más a menudo. Que no se metan en sus despachos hasta las próximas elecciones.

Ayer me llegaron a casa un montón de sobres con la propaganda de los partidos políticos. Y con las casillas rellenas de cada una de las opciones. De todos los diputados que se presentan sólo conocía a uno. Pretenden pues, que me fíe del candidato-jefe y que vote a personas desconocidas que, seguramente, ni veré ni tendré ocasión de conocer en toda la legislatura. Me dan ganas de no jugar a esto.

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