Dedicas tu vida a un determinado ámbito laboral y todo lo tamizas, en gran medida con el filtro que te proporciona el ambiente que vives a diario. Y cuando te dicen que ya puedes retirarte, en realidad se abre ante ti un nuevo y novedoso panorama. De hecho, tu cuerpo y también tu mente deben realizar ajustes, adaptaciones para encarar la nueva etapa. Y tienes que actuar de forma pausada, sin prisas ni precipitaciones.
Y así es como renuevas tu alianza con el sol. Y con el campo y la naturaleza en toda su extensión. Con la música, con las estrellas y el universo en su totalidad. Con toda la humanidad. Y desempolvas viejas destrezas, habilidades que en su día tuviste y que habían quedado congeladas esperando mejor ocasión. Y cuando vuelves a retomarlas te sientes dichoso y reconfortado. Estaban ahí. No se han difuminado.
Retomas también un nuevo tono de relación con tus amistades. A pesar de la lógica criba de tu alejamiento del trabajo, mantienes muchos contactos que ahora puedes cultivar con más esmero. Y sobretodo barajas un montón de posibilidades, de vías de acción que, ahora sí, no tienes excusa para dejarlas de nuevo de lado.
La vida está llena de posibilidades y de invitaciones para disfrutarlas. Ahora no tienes excusa.
Un precioso artículo, José Luís, me alegro que descubras todo eso, trasmites mucha placidez. Un abrazo de Javier.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier. Felices fiestas del Pilar
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