Ayer vi un vídeo en el que se pronosticaba que pronto, un enjambre de miles de drones sobrevolarán nuestras cabezas. Parece que la tecnología está muy madura y que sólo es cuestión de encontrar nuevas aplicaciones que aprovechen toda su potencialidad.
Desgraciadamente uno de los primeros usos que se le ha dado al invento ha sido el militar. De cuando en cuando la tele nos sorprende con la noticia de un pepinazo que ha caido sobre la cabeza de algún dirigente radical. Con la particularidad de que la orden de soltar la bomba, a lo mejor se ha dado a miles de kilómetros de distancia. Hemos, por tanto, entrado de lleno en la era de los videojuegos mortales.
Pero no por ello vamos a demonizar el invento. Al igual que ha ocurrido con otros muchos adelantos, los usos "civiles" de los drones cada día se extienden más: vigilancia contra incendios, control del ganado, evolución de obras y hasta posible entrega de encargos desde el chisme.
La competición para buscar aplicaciones al suave vuelo de estos aparatos ya ha comenzado. Pensemos, por ejemplo, en el recuento de asistentes a una manifestación, verificación del estado de las cubiertas de las casas u otros muchos más ocurrentes como por ejemplo conteo de calvos que circulan por una calle.
Amigos, dentro de poco será popular la frase "pon un dron en tu vida".
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