Vas por el campo y todo está quedo. Quieto. No se ven insectos y apenas se vislumbra algún pajarillo. Los arbustos y las plantas también están inmóviles. No se atisba rastro alguno de actividad. De vida.
Pero algo se está preparando. Unos incipientes brotes verdes se asoman tímidos en el membrillero. Y ya ciertas aves comienzan a entregarse a las refriegas guerreras previas a la preparación de sus nidos. Alguna abeja madrugadora zumba buscando con dedicación su alimento. Y hacia el medio día se empieza a sentir con más fuerza el padre sol.
Pronto llegará la cincomarzada. Amigos, el advenimiento de la primavera es inminente.
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