Nunca es demasiado tarde para ser quien podrías haber sido
George Eliot
Cuando empecé a trastear Duolingo para mejorar mi conocimiento del inglés, casi siempre acababa entre los primeros en la liga semanal de usuarios de la aplicación.
Según iban pasando los meses, mi natural instinto competitivo iba poniéndose más y más a prueba. Los ejercicios eran más difíciles y la gente (según mi criterio) también mostraba un ansia especial para colocarse los primeros en la clasificación. Por lo que iba viendo, a "ellos" también les gustaba competir.
Pasado ya el primer año, la dificultad para alcanzar buena puntuación todavía se incrementó más. Hubo varias semanas en las que no me logré clasificar entre los 10 mejores y eso, de alguna manera, mancillaba mi autoestima ¡A ver que va a pasar aquí!
Un buen día, en pleno fragor competitivo me percaté que cuando ya iba a alcanzar los primeros puestos, las puntuaciones de mis "oponentes" se incrementaban automáticamente de golpe y porrazo. Ehhh... ¿Qué es esto? -pensé-
El caso es que, como la jugada se repetía ya de forma sistemática empecé a preguntarme si en lugar de competir con otras personas físicas de distintos países no estaría luchando contra un algoritmo.
¡Imposible! -me dije- al menos tendrían que habérnoslo comunicado a los que utilizamos la aplicación.
Pero no, no. Mis sospechas se convirtieron en certeza. La verdad es que no estaba compitiendo con gente de otros lugares ¡Estaba batallando contra el algoritmo!
Equipado con el plus de energía que proporciona desentrañar algún misterio de la Red, decidí aceptar el reto ¡Engañaría al algoritmo!
No creáis. Me ha costado lo mío.
Al principio seguí la estrategia de guerrear y guerrear para conseguir mantenerme en la división "Diamante". Me fue bien hasta que el algoritmo me pilló la vuelta y les arreó a los primeros una puntuación imposible de conseguir. Para mi desgracia, aquella misma semana me bajaron de nivel y pasé a la División Obsidiana.
En esa segunda categoría me di cuenta de nuevo que cuantos más ejercicios hacía, más alto me ponían el listón de nuevo ¡Mecagüen!
Con gran acierto concluí que, para engañar al algoritmo, me tenía que hacer el tonto los primeros días de la semana y, cuando ya se iba a cerrar el plazo para terminarla, emprender un contraataque rápido que dejara fuera de juego al conjunto de operaciones matemáticas que rigen la ley del más fuerte en Duolingo.
Con gran satisfacción he ido viendo que, al menos hasta ahora, voy saliendo victorioso del lance.
Pero no me fio ni un pelo. Los de Pittsburgh (sede de Duolingo) están siempre al quite. Seguro que ya me han guipado y han redireccionado la máquina para que no me venga arriba.
¡Me la trae floja! Todavía no saben con quien se están midiendo. Los de Uncastillo no nos apocamos ante cuatro informáticos de medio pelo.
Aquí me tienen dispuesto a dar batalla.
No pienso aflojar
¡Mecagúen Sos!
Que nivel jose Luis! Se nota la casta. A seguir guerreando.
ResponderEliminarEn fin... Ya sabes la fama que llevamos los aragoneses.
Eliminar¡No he de reblar!
¡Saludos!
Si señor, el mundo rural al poder.
ResponderEliminarYa sé de tu perseverancia, y lo conseguirás.
Los de Duolingo son mareantes, pero afinan bien con el inglés.
A los de nivel alto os putean un poco porque ellos también tienen su orgullo.
Todo se andará, saludos, José Luis.
Desde luego, Javier.
EliminarEl contraste mundo rural frente a la globalización y la tecnificación da mucho juego.
Yo creo que los rurales, en muchas ocasiones, actuamos con más sentido común que los "globalizados".
¡Un abrazo, D. Javier!