Hoy mismo he terminado de leer el estupendo libro de Carlos Briones que lleva el mismo título que el del encabezamiento de esta entrada y no veáis lo que he disfrutado.
Cuando te encuentras con personas que se plantean parecidos interrogantes que los tuyos, el hecho de leer se transforma en una placentera conversación. Sólo que el autor dispone de muchísimos más recursos y conocimientos que el que esto escribe.
Muchas preguntas han quedado resueltas. Otras muchas más no tienen contestación a día de hoy. Pero... vayamos por pasos.
Ya me queda claro que en nuestro sistema solar (y en el inabarcable cosmos) existen en abundancia los elementos básicos para formar las moléculas de la vida tal como la conocemos: carbono, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre (el llamado grupo CHONPS).
Carlos también me ha explicado con sumo detalle los planetas y las lunas de nuestro sistema solar en los que se dan las condiciones para que se originen compuestos orgánicos; existe agua en abundancia y también una fuente de energía que facilite las reacciones químicas. Es el caso de Marte, Europa, Ganímedes, Encélado, Titán...
Por otra parte, cada vez se conocen más microorganismos aquí, en la tierra, que pueden vivir en unas condiciones extremas (por eso se llaman extremófilos) tanto de presión y temperatura como de ph del agua.
Todo ello nos lleva a la conclusión de que, en principio, sería perfectamente posible la vida de organismos similares a ellos en otros ambientes extremos fuera de nuestro planeta. La dificultad se centra ahora en cómo demostrar su existencia puesto que son muchos los obstáculos para recoger muestras representativas y traerlas a la tierra.
Aparte de las enormes distancias que hay que recorrer para llegar hasta allí, para poder tomar una muestra del océano líquido de Europa, sería necesario taladrar nada menos que de 15 a 25 km de hielo que recubre dicho océano. Encélado guarda asimismo su secreto bajo otra capa de hielo de entre 30 y 40 km. Marte, Júpiter o Titán presentan una problemática similar.
De manera que si ya sólo en nuestro vecindario más próximo se cree que sería muy probable la existencia de vida, no os digo nada cuando nos planteamos su posible existencia en otras galaxias y otros planetas extrasolares.
Estamos hablando de vida en su sentido más básico y también cabe la posibilidad de que más allá exista vida inteligente. La dificultad en este caso se presenta debido a las exageradas distancias que habría que recorrer para llegar hasta nuestro destino. En este caso la unidad de medida pasa a ser el año-luz y llegar, por ejemplo, hasta un planeta que orbita la estrella más próxima a nuestro sol que es Próxima Centauri (situada a "sólo" 4,2 años luz) tardaríamos nada menos que unos ¡75.000 años!
Todas estas consideraciones nos presentan un panorama inquietante. ¿Sería posible que el universo esté plagado de vida inteligente pero que seamos incapaces de ponernos en contacto? Si es así ¿Qué sentido tiene que la materia evolucione hacia la autoconciencia?
Imaginaos: millones y millones de civilizaciones, cada una en su correspondiente planeta, suspendidos en la nada y con sus moradores naciendo, creciendo y muriendo... ¿Para qué...?
El estudio del mundo del universo es muy apasionante, y si encuentras pensadores que explican los avances con maestría, mejor que mejor.
ResponderEliminarEsa inquietud de vida está presente, los avances cada vez van a más.
Por las distancias tan largas que son, solo tengo la esperanza de que algún día nos podamos comunicar.
Todo puede ser, la ciencia avanza.
Cada vez expones más avances de tus lecturas, algo es algo.
Saludos Don José Luis.
Me voy a Irak.