Aquí tenéis una colección de traviesillas. He dado en llamarlas Juguetonas porque, aunque no cumplen misión alguna, esta primavera están disfrutando de lo lindo.
Están muy pendientes de cuando pasa el tren y del ir y venir de vehículos por el camino. A veces se sorprenden con los relinchos de los caballos que pastan tranquilamente en el picadero que tienen enfrente. Otras veces se despiertan sobresaltadas, por la noche, con el penetrante canto de un búho que anida en las cercanías.
Alguna tiene que aguantar el pútrido olor de una colilla arrojada con desdén por algún desconsiderado...
El origen de Juguetonas es incierto. Unos dicen que han estado allí toda la vida y otros comentan
que vinieron trasportadas en un desvencijado camión con grava. Lo que es seguro es que en el momento que molesten serán arrinconadas o, incluso trasladadas a otro lugar que se determine.
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