Cuando haces las paces con la autoridad, te conviertes en la autoridad.
Jim Morrison
De los móviles se ha dicho prácticamente todo. Se les ha ensalzado y también estigmatizado hasta la saciedad. No hay día que pase sin alguna noticia o algún chascarrillo relacionado con estos aparatejos.
Estoy al corriente de las adicciones que puede generar un uso indebido del móvil. Hay muchas personas que necesitan estar permanentemente interconectadas y no soportan vivir sin emitir o recibir algún mensaje. Otros se vuelven esclavos de los juegos o incluso de las apuestas. Los hay que no pueden vivir sin revisar constantemente su whatsapp.
Pero no. Yo reivindico la vertiente útil del móvil. Su portabilidad, su enorme capacidad de memoria, su inmediatez...
Cuento en mi móvil con la aplicación Duolingo que me permite llevar permanentemente una academia de inglés a cualquier sitio que vaya. También con la libreta de notas. Un enorme almacén en el que, de forma rápida y precisa puedo registrar todo aquello que despierte mi interés. Llevo también integrados el carnet de conducir y la tarjeta de pago del banco, el calendario con sus anotaciones y, por supuesto el acceso de pago a El País.
Si quiero enterarme de algo se lo pregunto a Google que me contesta de inmediato. Si quiero llegar a algún destino que desconozco, le pido a Google Map que me lleve. Él también está enterado de los mejores trayectos y de los horarios de los medios de trasporte más idóneos.
Los días 13 y 14 de abril estuve en Paris en un curso de formación en apicultura urbana. Una experiencia sumamente interesante. Para moverme y llegar a mi destino solo necesité dos cosas: "cash" en la cuenta corriente y que no fallara la carga del móvil. Los desplazamientos hasta el hotel, al lugar de realización de las prácticas (la plaza Charles Digeon en Saint-Mandé) y la vuelta desde el aeropuerto de Paris-Beauvais fueron coser y cantar gracias a mi móvil.
¿Que registran mis búsquedas en Internet? ¿Que recogen mis datos?
Que queréis que os diga. A estas edades, la verdad es que me importa bien poco. Otro tema sería si fuera un joven. Mi relación con la Red seguro que tomaría otros derroteros.
A veces pienso que ocurrirá con todas esas informaciones almacenadas cuando yo ya no esté. Pero creo que será algo parecido a lo que pasa con las fotos que se tomaron mis padres o las que conservo de mis abuelos. Se que están allí. Les tengo cariño. Pero, la verdad es que no invierto mucho tiempo en revisarlas.
La vida interior y los devaneos mentales pertenecen a cada cual como no podía ser de otra manera. Al fin y al cabo la esencia de todos nuestros pensamientos reside en la necesidad de adaptarnos al medio para poder sobrevivir.
Yo, y los de mi edad llevamos ya 67 años lográndolo.
Como suele decirse ¡Que nos quiten lo bailado!
¡Hasta la próxima semana, amigos!
Pienso un poco como tú, José Luis, que haría yo sin mi móvil. Y tampoco soy joven.
ResponderEliminarMe sirve de guía, informador, biblioteca, atlas, ayudante, mapa de carreteras y urbano, gestoría, banco,oficina y despacho y muchas cosas más .
Sin él, dedicaría algo más de tiempo a mis manualidades o a mis chapuzas, y quizás, también algo más a mis amigos y mi familia.
No descuides ninguno de los apartados que mencionas en tu último párrafo, Jorge. El móvil es un gran atractor, sí; pero los amigos y la familia son lo primero.
Eliminar¡Gracias por comentar! ¡Nos vemos pronto!
El móvil como tal es el gran vademécum de consulta y archivo de tus cosas.
ResponderEliminarEs un mundo de que quieras o no , cumplimenta el día a día, aunque como bien dices, hay que usarlo en cosas puntuales.
Cada vez le dan tantas habilidades al aparato que te abruman.
En París hizo su papel.
Felicidades por tu recorrido con las abejas más allá de las fronteras.
Saludos de Javier.
Es cierto, Javier que, cada vez más, el mundo nos empuja a saber manejar ciertas tecnologías si bien no hay que olvidar que lo importante es lo importante. Para mi, combinar las experiencias pasadas de la vida con algunas de las ventajas que ofrecen estos trastes, es la mezcla, la combinación ideal.
ResponderEliminarGracias, como siempre, por tus puntuales comentarios.
¡Un abrazo!