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viernes, 4 de marzo de 2022

ACO10 El libro de José Enrique Campillo. Valoración global


Me he arrepentido de haber hablado, pero nunca de haber guardado silencio.

Publio Siro 


Siempre digo que me gusta informarme con las fuentes originales. Las de los expertos que están generando conocimiento. Los que aportan una visión novedosa y original de la temática que se trate. Me da igual el idioma. Hoy con Translate ya no hay excusa.

Campillo no es un "pope" del tema de la conciencia. Sin embargo cuenta con una habilidad que, desde el primer momento he sabido apreciar: hacer sencillo lo complicado. También posee otra virtud: que aborda todos los ámbitos que a mi me interesan: la percepción humana, el universo, el sentido de la vida, la muerte...

De manera que si tuviera que poner una nota, le asignaría un "8". Se trata de un libro de los que hay que releer al menos una vez más y, si se tercia, volver a él de nuevo las veces que sean necesarias.

De lo que he leído en esta segunda parte, el tema de la percepción es lo que más me ha impactado. Viene a decir algo que ya se sabe pero que, generalmente, olvidamos: el mundo no es como nos parece. Lo que vivimos no deja de ser una representación de nuestro cerebro. Contando además con el filtro de nuestros receptores sensoriales.

Nada tiene que ver cómo experimenta el mundo un murciélago, un perro, una rata o una avispa si se compara cómo lo hacemos los humanos. Es fácil de entender pero las implicaciones son tremendas cuando se capta bien la idea. 

En el capítulo titulado "El engaño de los sentidos", el autor insiste en lo subjetivo de todo lo que experimentamos con nuestros cinco sentidos. Según él, "Las imágenes de las cosas sólo existen dentro de nuestro cerebro, que es donde se crean. Esa es la única ubicación donde se perciben y reconocen. El arco iris no existe si no hay nadie para verlo".

Lo mismo ocurre don la audición: "Afortunadamente el software de nuestra audición solo permite la percepción de aquellos sonidos interesantes para nuestra supervivencia. Por lo tanto, ninguna vibración suena a no ser que exista un oído para escucharla y el software de la corteza cerebral auditiva para ser interpretado. El árbol no produce sonido al caer en nuestra ausencia".

Lo mismo ocurre con el tacto y con el gusto. El autor también afirma que "Las porciones de materia viva (animal o vegetal) que constituyen nuestros alimentos, carecen de sabor. Sólo son estructuras químicas".

Finalmente, con el olfato es lo mismo. "¿A qué huele el mundo? A nada; es inodoro a no ser que exista un receptor específico como el olfato que cree esa sensación irreal que es el olor".

Lo dicho anteriormente también se podría aplicar al espacio y al tiempo. En realidad ambos conceptos son sólo construcciones de nuestra mente.

La verdad es que Campillo aborda cuestiones trascendentales con un lenguaje sencillo y asequible. Nada se escapa a su escrutinio. Habla de las religiones, de las fuerzas físicas, la vida, el orden, la información...

Dedica un capítulo entero al mundo de la cuántica. Alli afirma -entre otras cosas- que "Las matemáticas demuestran que todo está interconectado mediante una red infinita de campos cuánticos, de partículas y de energía". También realiza otra afirmación que -no por ser menos conocida- deja de ser más importante: "Todo lo que forma nuestro cuerpo al nacer ya ha sido usado con anterioridad por algo o por alguien". "Es casi seguro que, a lo largo de su vida, usted albergará en su cuerpo átomos que, en su día, pertenecieron a Cervantes, a Beethoven o a Julio César.

Concluye su exposición diciendo que "Todos los seres vivos estamos interconectados unos con otros y con el universo".

Resumiendo. Un libro a tener muy en cuenta y que, además te lleva a otras lecturas de gran interés que, en su momento, también pienso abordar.

¡Hasta el viernes que viene, amigos!

2 comentarios:

  1. Me gusta el apartado del Engaño de los Sentidos,,,, que curioso !, el cerebro se convierte en el sensor,el que maneja las construcciones de nuestra mente para darles finalidad.
    Todos tenemos este sistema y empleamos las mismas premisas,,,,si que que estamos interconectados, sí,
    Buen artículo, José Luis, para conocer algo más del cerebro.
    Un saludo.

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  2. Lo desconocido me atrae. Y tanto en el universo como en la conciencia queda mucho por descubrir.
    Gracias por tu comentario, Javier.

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