A las tres siempre es demasiado tarde o demasiado pronto para cualquier cosa que desees hacer.
Jean-Paul Sartre
Al igual que en años anteriores, también este año he tenido que emplearme a fondo para podar el limonero.
Y lo mismo que pasó el año pasado también sucede este año: múltiples reflexiones me surgen con el desempeño de esta tarea. Veamos.
Primero no puedo evitar un cierto sentimiento de pena al someter al árbol a semejante escamonda. Cada tajo que le propino se me representa algo así como una amputación ¡Pobrecico árbol!
Al mismo tiempo me digo a mi mismo que ese sentimiento de pena no deja de ser algo cultural puesto que, aunque hablamos de un ente vivo, el árbol no deja de ser un vegetal. Por la misma regla de tres me deberían dar pena las borrajas que preparo para comer, las patatas, zanahorias, etc.
La tendencia de todo ser vivo es la de crecer y reproducirse. Mi limonero, si yo le dejara y encontrara las condiciones adecuadas, se reproduciría hasta cubrir el área entera de la ciudad y más allá. Lo mismo ocurre con el resto de especies vegetales, con los animales y hasta con las bacterias.
De todo lo dicho se colige que la principal misión, la función más intrínseca de todas las especies es la multiplicación y su extensión territorial.
Una segunda reflexión viene al hilo de lo que ya el año pasado denominé "Las pruebas" . Poner a prueba tu capacidad física para realizar alguna tarea. Afortunadamente este año se ha superado la prueba del limonero y también la vuelta del colchón de látex. Pero ya hemos fallado en la romería a la "Virgen de la colmena". Es evidente que, a estas edades, la fuerza y la flexibilidad van mermando de un año para otro. ¡Mecachis!
La tercera y última reflexión surge del hecho de vivir en una comunidad de viviendas adosadas. Todos los años tengo que acelerar la poda por estas fechas porque las ramas crecidas de mi limonero le dan mucha sombra al vecino de al lado. Si no fuera por esta urgencia, seguro que me lo tomaría con más calma.
A diferencia de cuando vivía en el campo con mis padres, donde hacíamos y deshacíamos a nuestro antojo; aquí hay que respetar las normas de la comunidad. Cuesta, pero hay que hacerlo. Eso es lo que tiene vivir en sociedad.
Así que nada, amigos. Reconozco que hoy me he explayado con un tema que quizás muchos consideraréis pueril. Pero para eso puse en marcha este blog. Para plasmar mis pensamientos y mis devaneos. Sin límite ni cortapisa alguna. Así me siento mejor. Y lo disfruto más.
¡Hasta la próxima semana, amigos!
Y todos tus escritos son bienvenidos.
ResponderEliminarAunque se agradecen las grandes reflexiones, hablar sobre estas cosas sencillas también está bien.
La edad nos marca ciertas limitaciones y hay que tener cuidado..... y cumplir las normas de la comunidad.
Saludos José Luis.
Y a lo mejor, además, el limonero te da las gracias.
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