Nunca he entendido por qué ha de considerarse ofensivo para el creador
el suponer que Él tiene sentido del humor.
William Ralph Inge
Muchas cosas están cambiando en el mundo y más en los países más avanzados. Los logros conseguidos por las democracias avanzadas son innegables pero los peligros que las acechan cada vez se incrementan más.
El auge de las redes sociales ha propiciado la surgencia de numerosos grupos de todo tipo y, en aras de la libertad de expresión, todo fluye con facilidad por la web. Raros son los casos en los que se pone coto o directamente se prohíbe alguna declaración o algún manifiesto. La libre expresión de ideas constituye -se dice- el "sancta sanctorum" de la democracia.
Sin embargo los acontecimientos que todos hemos presenciado -pasmados- en Washington me inducen a pensar que algún tipo de actuación o de iniciativa habrá que emprender si no queremos vernos abocados a una degradación o -peor aún- una perversión de los regímenes democráticos. Veamos:
¿Hasta que punto puede admitir una democracia que su principal dirigente, su presidente, comunique una media de 50 mentiras o afirmaciones engañosas como promedio, cada día, sin que nada ni nadie pueda poner coto a semejante atropello?
¿Puede permitirse una sociedad que, en base a mentiras y soflamas, un país cada vez esté más tensionado; más polarizado?
¿Puede admitirse que un presidente jalee impunemente a sus seguidores y los envíe al asalto de un parlamento que representa a toda la ciudadanía del país?
¿Se pueden pasar por alto, así como así, las 5 muertes que ha causado tamaño despropósito?
Pues sí, señores. Todo esto ha ocurrido en el país que siempre se ha declarado "modelo democrático"; "espejo de naciones avanzadas".
Pero ahora, otra cuestión más. Han tenido que ser las grandes empresas tecnológicas (Twitter, Google, Amazon) las que hayan tomado la decisión de cortar el flujo comunicativo al impresentable de Trump. Empresas privadas, no lo olvidemos. Que hasta no hace nada estaban haciendo caja con la difusión de las explosivas manifestaciones del presidente ¡Esto es de locura!
Me parece muy bien que se le hayan cerrado las cuentas de las redes sociales a Trump pero... ¿Cuáles han sido los criterios para tomar esa decisión? ¿A quiénes representan las grandes empresas de Internet?
Creo que, en todo caso, las democracias deberían reflexionar sobre las nuevas y desafiantes situaciones que presentan las sociedades modernas y la convulsión que están suponiendo las redes sociales e Internet en general. Y pienso también que habría que llegar a un acuerdo para acotar (que no limitar) la libertad de expresión. Un acuerdo que tenga como base la declaración de los derechos humanos; que preserve la libertad, si; pero también la acuciante -urgente diría yo- necesidad de controlar la mentira y la polarización de las sociedades.
Esta vez ha sido un susto (y cinco muertos). Ha ocurrido en los Estados Unidos pero se podría replicar sin duda en cualquier otro país dirigido por gobiernos populistas. Hay que poner coto a la "era de la postverdad". Antes de que sea demasiado tarde. Antes de que tengamos que lamentarlo de nuevo.
Buena reflexión, José Luis, emplear las redes sociales como es de ley, para ayudar y salir todos los países adelante.
ResponderEliminarSe podrá opinar pero dentro de unos parámetros dignos, como bien dices, dentro de la declaración de los derechos humanos, con criterio y sentido común.
Esta forma perversa de pensar, no tiene que molestar más a las naciones.
No tropezaremos en la misma piedra,,,, digo yo !!
Artículo de nivel,,,,, para entender y compartir.
Saludos de Javier.