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viernes, 29 de enero de 2021

¡A esos! ¡A esos que se cuelan!


Odio ser bipolar, es una sensación fantástica.


Nos lo han puesto muy fácil, la verdad. No hay que preparar grandes argumentaciones ni realizar florituras léxicas. Todos tenemos una opinión fundada y muy clara sobre los que se cuelan y más si cabe sobre los que se saltan la fila de las vacunaciones: que son unos caraduras.

Pero lo cierto es que cuando vamos al detalle, uno no puede menos que sorprenderse de lo ingeniosos que son los "colones". Hay argumentos para todos los gustos. Y todos pretenden aparentar una aplastante lógica ante lo que resulta injustificable.

Unos argumentan que los dirigentes políticos son un grupo especial. Algo así como unos elegidos que merecen la vacuna cuanto antes. Otros que siguieron los protocolos establecidos; otros que están en contacto con los mayores de forma habitual; algunos afirman incluso que no querían vacunarse pero que los técnicos se lo aconsejaron. Los hay que argumentan que se han vacunado para aprovechar las dosis que habían sobrado o -en el colmo de retorcimiento de argumentación- que lo han hecho siguiendo las directrices del papa Francisco ¡Hay que ver!

El espectáculo, en fin, no puede ser más lamentable. Pero lo que más me llama la atención es la firme convicción de los protagonistas sobre la lógica aplastante de sus justificaciones. Se lo creen de verdad.

El tinte de prepotencia y autoritarismo que subyace bajo esas consideraciones constituye un lastre que nos viene acompañando a lo largo de la historia de España. Y en un régimen democrático todavía resalta mucho más.

En este país sigue habiendo muchos ciudadanos que creen gozar de privilegios especiales y que eso les diferencia de los demás. No han asumido los valores que representa una democracia. Quizás de boquilla si, pero en cuanto se ponen nerviosos, vuelven a las andadas...

Nadie es perfecto y no se como hubiéramos actuado en caso de que se nos presentara una "oportunidad" para vacunarnos. Somos humanos y hay miedo ante lo que pueda ocurrir con la dichosa pandemia. Pero ahí está el nivel ético y moral de cada cual. Y el de su conciencia de ciudadano responsable y solidario.

No veo yo que brille mucho esta conciencia entre algunos representantes de la clase política, el clero o el ejército. Mucho queda por perfeccionar en este ámbito. 


1 comentario:

  1. El problema es, que en esa actuación, no saben lo que es lo correcto.
    No digamos en los momentos de la vida diaria, colarse es de incultura, de rapazuelo metido en años.
    Pero en esta situación la ruindad llega a extremos de chulería y soberbia, que no están bien.
    Estoy contigo.
    En este caso suena bien,,,,, quién va la alguna !!!
    Saludos, José Luis.



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