Al conocer a un hombre de la Vía en el camino, Salúdalo sin palabras ni silencio.
Dale un puñetazo Y te entenderá de inmediato.
Verso de Mumon, koan 36 del Mumonkan
Ahora de adulto las cosas se ven con otra perspectiva pero cuando era niño, un apartado importante de mi vida mental (en su vertiente religiosa) era el examen de cociencia antes de la confesión.
Imaginad como un niño puede abordar ese cometido. Nos encomendaban una tarea ardua: utilizar tu conciencia para examinarla. Algo así como definir qué es martillar pero sin utilizar la palabra martillo.
Por cierto que, siempre que me confesaba, me daba la impresión que me dejaba algo. Algún pecadillo que había pasado inadvertido o algún fleco pendiente de perfilar.
Al final opté por una especie de "todo a cien" de la confesión. Algo así como una retahila en la que cabían todos los pecados habidos y por haber. Por si me dejaba algo y, después de confesarme seguía -sin yo saberlo- en pecado mortal.
Un primer análisis del famoso "examen de conciencia" nos lleva de inmediato a la primera paradoja: ¿Cómo puede mi conciencia examinarse a si misma?
A revisar lo que piensan los doctos sobre la materia he dedicado esta semana. Mas no creáis que me ha quedado claro el asunto. Ni mucho menos.
Le reconozco al hombre su excelente capacidad de comunicación y su agradable acento sudamericano pero insisto que se trata de una temática compleja que presenta un montón de vertientes.
La página web "Catolicus" también aborda esta cuestión. Pero al final va a parar a lo que todo el mundo hacíamos antes de confesarnos: contrastar nuestra conducta con todos y cada uno de los mandamientos de Dios y valorar si hemos infringido alguno de ellos.
La Delegación de Liturgia de la Archidiócesis de Toledo también presenta su aportación. En este caso parece más bien un compendio filosófico que una guía espiritual de apoyo a los contritos.
Como vemos el asunto tiene más miga de la que parece. Y podemos errar en el tiro por defecto o por exceso. La relación de todo esto con la psicología es patente. También con la sociología y otras disciplinas afines.
Mi personal aportación a esta cuestión pasa por definir con claridad lo que entiendo por examen de conciencia desde la óptica religiosa:
"El examen de conciencia consiste en un proceso de autoanálisis por el cual el sujeto contrasta lo que ha sido su conducta, sus pensamientos y sus sentimientos durante un período de tiempo determinado con los llamados 10 mandamientos de la iglesia católica, los vicios y otros elementos que inducen al pecado."
Ahí lo dejo de momento, amigos. No es un debate cerrado. Hay mucho por analizar.
Pero eso será más adelante.
¡Hasta la próxima semana!
Proceso muy bien explicado el del confesionario.
ResponderEliminarExamen de conciencia realizado en los parámetros de conducta.
La iglesia adapta la filosofía a su concepto del bien y el mal,
y lo adapta al mundo de la teología como usurpando el pensamiento de los
clásicos.
Bueno esto es un poco complicado, pero queda en el cedazo, el autoexamen para ver si uno es buen ciudadano.
Saludos José Luis.
¡Hay que ver la incidencia que ha tenido la Iglesia en nuestras vidas!
EliminarPero es verdad que en estos terrenos también hay muchos claroscuros.
Agradezco tus apreciaciones.
¡Saludos!
Yo recuerdo en el internado (como los curas controlaban a quien no se confesaban) para cumplir con el trámite de la confesión ,inventarme algún pecadillo para salir del paso y no ser señalado…Qué pena de tiempos aquellos!!!…
ResponderEliminarLa mente de los niños y las intenciones de la Iglesia discurrían por caminos separados como bien sabes por tu propia experiencia.
EliminarMe alegra verte de nuevo por aquí, Luis
Gracias por tu comentario
¡Un saludo!