Salgo al jardín por la mañana para dar vuelta por las plantas y me encuentro el platanero de esta guisa:
Ni que decir tiene que hasta este día el tronco había permanecido orgullosamente erguido sin dar muestra alguna de desfallecimiento.
Pero por lo visto con las lluvias de la noche, la planta ha decidido que era hora de marcharse; de "pass away" que dicen los british.
Bueno, las lluvias y la constatación de que ya estaba apareciendo una pequeña plántula-hija que toma el testigo de la especie para asegurar su pervivencia.
Cultivar un plátano que de frutos en Zaragoza constituye un reto de enjundia. Lo más que he conseguido es que de la pobre planta surjan unos diminutos "platanitos" que nunca llegan a la madurez.
Pero el ciclo de la vida es universal. Una vez que han visto la luz los platanitos y aparecido un nuevo brote, algún ignoto mecanismo se ha puesto en marcha y ha decidido que ya era suficiente, dando orden esa misma noche de finiquitar la vida de la planta madre.
Podréis decirme que me excedo en mis consideraciones pero la visión de mi elegante platanero abatido nada más iniciarse la mañana y el incipiente "chito" que ya ha brotado ha constituido como un "flash", un recordatorio de que, en todas las especies que pueblan la tierra, la renovación constituye un imperativo de la naturaleza.
Y de alguna manera también un recuerdo de cual será mi propia trayectoria ahora que ya he pasado al estadio de abuelo.
Buen documental, eres un experto en hacer de todo una reflexión.
ResponderEliminarSe nota que la pedagogía es lo tuyo, importante para estos tiempos que vivimos.
La natura es la perfección en grado sumo, nunca deja de sorprendernos
Bueno, saludos, nos tenemos que cuidar que nos vamos haciendo mayores.
Un abrazo de Javier.