El hecho de disponer de tiempo, de recrearse uno en el devenir de los acontecimientos, conlleva la inesperada sorpresa de descubrir territorios desconocidos, mundos ajenos hasta hace poco.
Por ejemplo, detenerse a analizar el precio de algunos servicios. Y luego comparar entre las distintas ofertas.
Tal es el caso de lo que puede costar un café con leche y un Dónut según el lugar que elijas para tomártelo. En este ámbito gastronómico, nada como las cafeterías de las distintas facultades de la Universidad. Y si me apuráis, yo tengo una especial querencia por la Facultad de Derecho. A los precios más que ajustados hay que añadir la siempre inestimable excelente atención de las empleadas, la calidad de los productos y el esmero con que los preparan.
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