Pasados ya los 63, muy recuperado del ictus y después de haber disfrutado ya tres años de jubilación, veo como poco a poco una nueva filosofía de vida se va imponiendo en mi devenir diario.
Aparentemente sencilla, pero con una gran profundidad y repleta de sabiduría. Basada en el sosiego y la tranquilidad; en la escucha activa y el sentido común. Ahora, ante cualquier duda sobre cómo actuar en un momento determinado; si acudo o no a algún evento; si llamo a fulano o a mengano o si me debo levantar más pronto o más tarde, ahora, digo, lo que procede es preguntarme: ¿qué me pide el cuerpo?
Podéis argüir -y os doy la razón- que con una pregunta tan simple no voy a resolver de un plumazo todos mis asuntos diarios. Pero, la verdad, yo sólo puedo hablar de mi experiencia en estos últimos meses y los resultados no pueden ser más satisfactorios.
Aprender a responder a la interpelación puede parecer sencillo, pero requiere cierto entrenamiento. Es necesario, en primer lugar responder con sinceridad -con el corazón en la mano- y no dejarse llevar por convencionalismos fútiles. Sólo contestando con franqueza encontraremos la luz.
También es conveniente realizar un ejercicio de "desapasionamiento" ante determinados interrogantes. Si condimentamos con demasiada emoción, el guiso se nos puede pasar de fuego. Conviene, por tanto, tomar cierta distancia con los planteamientos.
Y no olvidar que "lo que me pide el cuerpo" puede cambiar de un momento para otro. Hay que adquirir una cierta destreza para detectar esos cambios de opinión de nuestro cuerpo.
Haced un ensayo y dedicar un día (o una mañana si queréis) a hacer lo que el cuerpo os pida. Si tenéis un poco de paciencia, os aseguro que más pronto que tarde vais a descubrir un universo inédito de posibilidades. Y si le cogéis gusto, veréis como no tardaréis en aplicar este aforismo a muchos momentos de vuestra vida.
... Y aquí me detengo, porque lo que me pide ahora el cuerpo es ¡darme un paseo por el monte!
Un saludo, peripleros. A disfrutar a tope lo que queda de mayo.
En tus planteamientos, no cabe eso de perder el tiempo, todo lo que te apetece hacer tiene valor, cumple su cometido, entretener.Tu filosofía es buena, tu nivel de alteración y sosiego así lo demuestra, siempre has dado todo esfuerzo como bueno,... y si las cosas salen mal,... no pasa nada, desde joven pensabas así.Lo importante de tu relato es,... que nada nos intimide, que hagamos lo que nos plazca, dentro del sentido común, y que no nos pasemos de frenada con las cosas que nos apasionan.Bello artículo de tranquilidad emocional.Enhorabuena. Un saludo de Javier.
ResponderEliminarCada dia mas sabio J.L. Despues de estar preguntandose tantos años que le pide el cuerpo a los demás esta bien aplicarselo a uno mismo...intentaré seguir tu ejemplo.
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