Si ahora pudiera retornar a la niñez y volver a andar de nuevo el camino de la existencia, muchas serían las cosas que tendría bien presentes. Una de ellas, sin duda, sería elegir buenos mentores, buenas referencias humanas con las que iluminar el tránsito vital y compartir objetivos.
Analizo mi devenir y compruebo como poco a poco mis intereses se han ido concretando en el ámbito de la ciencia y más específicamente en todo lo concerniente al universo, la naturaleza de la materia, los orígenes y la evolución de la humanidad y la exploración espacial.
La aparición tardía de estas inclinaciones tiene mucho que ver con la evolución de la red global y el rápido acceso al conocimiento tan característico de los tiempos actuales. Gracias a Internet un maravilloso mundo de explicaciones y contenidos se nos ofrece diariamente a todos los que queramos disponer de él. Con un simple clic todo aparece al alcance de nuestros ojos.
Y en este proceso de búsqueda permanente es donde, un buen día, apareció D. Emilio. Periódicamente doy vuelta por su blog y, después de leer sus artículos siempre me quedo con una sensación de inspiración y asombro.
Inspiración porque él profundiza y se detiene en muchos ámbitos intelectuales de los cuales yo sólo poseo una somera noción. Y asombro. Asombro ante la sapiencia y la capacidad de trabajo del autor que todos los días plasma con gran detalle en su cuaderno de bitácora.
Todos los temas que toca son los que a mi me interesan. Aunque con la particularidad -como he comentado- de que él lo hace de forma exhaustiva y científica y con un enfoque pedagógico que facilita que la lectura de sus escritos no sea complicada para el aficionado. Cada artículo es, en sí mismo, una completa lección de cualquiera de los temas que aborda: universo, mente y cerebro, conciencia, Big bang, física cuántica, etc.
D. Emilio se describe en su currículum como físico teórico aficionado y apasionado por la astronomía. Y para mi gusto, la palabra aficionado es la que lo hace todavía -si cabe- más cercano y accesible.
Si algún día vuelvo por Andalucía, no descarto la posibilidad de visitarle. Me encantaría pasar una tarde por Huelva charlando animosamente con él sobre los temas que a ambos nos interesan. Los cafés -por supuesto- D. Emilio, los pagaría yo. Hago lo que haga falta por un alma gemela.
Veo que sigues con tu apasionamiento del universo y las respuestas ancestrales.Para eso has tomado camino con Don Emilio Silvela, persona sabia por lo que he podido leer de sus escritos y explicaciones. Para mí, difícil de entender, pero para vosotros que estáis metidos en el ajo sé que lo pasáis muy bien. Me llama la atención la sapiencia de este señor sobre el tema.Un buen artículo, José Luis, mostrando secretos del universo.Seguiré a este señor. Un abrazo de Javier.
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