El mundo de la ciencia está viviendo con inusitado frenesí
un continuo goteo de nuevos descubrimientos astronómicos. Ahora que las
noticias vuelan gracias a Internet las novedades se suceden día a día y en casi
todas las jornadas se presentan novedades.
El pasado 26 de febrero se anunció el descubrimiento de -nada más y nada menos- que 715 nuevos planetas orbitando lejanísimas
estrellas. El cómputo total de exoplanetas descubiertos a fecha de hoy es de
¡¡¡1.690!!! y, no tardando mucho es muy probable que se unan al listado otros
3.845 candidatos. Si, finalmente, así fuera, el total de nuevos mundos descubiertos sería de 5.535.
Naturalmente esta ingente masa de objetos extrasolares sólo
supone un pequeño apéndice de lo que, muy posiblemente, se irá revelando más
adelante. Ya "tenemos" medio preparado el gran telescopio James Webb que, cuando se lance y alcance su correcta posición, si las cosas van según lo
previsto, descubrirá, a buen seguro miríadas y miríadas de nuevos planetas. Como dicen los americanos "The
project is working to a 2018 launch date".
Ante esta avalancha de nuevos descubrimientos uno, además de
quedarse atónito, empieza a reflexionar y a pensar en lo que nosotros
representamos en el contexto no ya del universo, sino de nuestra humilde
galaxia Vía Láctea. Y uno también se cuestiona y se interroga acerca del
significado de la vida, de la vida inteligente, de la génesis de nuestra
conciencia.... de las razones (si es que las hay) de nuestra existencia.
Nos estamos adentrando cada vez a mayor velocidad en el
mundo de lo más grande y en el de lo más pequeño. Los cientos -si no miles- de
artefactos espaciales van dando cuenta de lo que se cuece en el horizonte
visible del universo y más allá. Y en el LHC de Ginebra están también empeñados
en desentrañar lo que ocurre en las más minúsculas escalas.
Nuevos mundos están apareciendo en ambos ámbitos y vemos
como nuevos y sorprendentes fenómenos se empiezan a manifestar en ambas
escalas: macro y microscópica. Los púlsares, los cuásares, las enanas blancas y
marrones, las estrellas de neutrones, los agujeros negros, la materia y la
energía oscura... están presentes por doquier en el ancho mundo que nos rodea y
los quarks, muones, fermiones, positrones, hadrones y neutrinos también imponen
sus inexorables reglas configurando la materia.
Los más recientes desarrollos de la teoría de cuerdas están
ya señalando la posible existencia de nuevas dimensiones y partículas exóticas
predichas como el bosón de Higgs han aparecido, finalmente, al incrementar la
energía de choque de los haces de protones en las instalaciones del CERN. Es
muy previsible que en la próxima década asistamos asombrados a la emergencia de
una nueva física que tendrá que explicar fenómenos que ni siquiera imaginamos.
Para los que hemos tenido la suerte de vivir estos tiempos
tan apasionantes cada día que pasa es un auténtico regalo. Una bendición que
nos permite si no saciar, al menos sorber un pequeño traguito del vasto
recipiente del conocimiento.
Magnífica información, amigo José luís. La ciencia y los " cacharricos " avanzan. La inteligencia del hombre no para de descubrir nuevos caminos para el conocimiento. Los grandes astrónomos o físicos aprendieron las lecciones de los primeros pensadores y siempre descubrirán cosas nuevas. Pienso que toda esta verdad está relacionada con la perfección del ser viviente, con la evolución, la vida, y no es descabellado pensar que se encuentren otras vidas parecidas en lugares lejanos. Nos aguardan muchas sorpresas. Ha sido un placer leer este artículo. Un abrazo de Javier.
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