Voy desde mi casa al trabajo -caminando- y, a veces, me fijo en las hormigas u otros innumerables insectos afanados en sus quehaceres atávicos de búsqueda y recogida de comida y, en su caso, elección de pareja sexual. Ahora en primavera el proceso se acelera. La generalidad de los seres vivos se desviven por mantener el hálito vital que impulsa sus actos y, desde muy temprano, se lanzan presurosos a sus afanes ancestrales.
Y me da pena cuando los piso. Cuando, sin querer aplasto una de estas maravillas. Cuando, en menos de un suspiro destruyo sus increíbles mecanismos biológicos ajustados evolutivamente hasta la milésima puliendo y repuliendo estructuras a base de millones de años.
Pienso, por ejemplo en las largas cadenas de su ADN encajando nucleótidos con precisión matemática. En los sensores de luz y proximidad, en su aparato locomotor, sus precisos órganos olfativos, su capacidad para orientarse en el vuelo, sus alucinantes transformaciones....
Ese tesoro biológico se va, de golpe y porrazo a paseo, por una mala pisada. O por un acto intencional. O -lo que es peor- por la súbita acción indiferente de algún insecticida.
Vivimos inmersos en un mundo en el que la vida se crea y se destruye constantemente. Pero no dejan de fascinarme los procesos ligados a ambos eventos.
Aunque debo reconocer que "algo raro" pasa con la vida cuando se genera y se destruye con tanta facilidad. Los depredadores necesitan matar para sobrevivir. Aunque también es cierto que "las especies animales han desarrollado una amplia variedad de características que funcionan para evitar su detección, selección y captura". (Wikipedia). Por otro lado se dan casos de muchos fetos inviables por anomalías del más diverso género...
Si seguimos descendiendo en la escala de observación contemplaríamos el precioso espectáculo de las células trabajando organizadamente. Y si descendemos unos cuantos peldaños más, nos encontraríamos con las moléculas, con los átomos... Todo ello organizado de forma maravillosa...
A la luz de las últimas investigaciones de física de partículas cada átomo es, en sí mismo, un microcosmos estructurado de una complejidad increíble...
No me cabe en la cabeza tanta precisión, tanta organización, tanto orden...
Como tampoco entendería que, un buen día, el zambombazo de un asteoride destruyera nuestro planeta y todo rastro de vida que bulle en él.
En el universo todo seguiría como si no hubiera pasado nada.
La natura, la vida, la perfección de la evolución, del ser vivo, eso es lo que impresiona, maquinarias perfectas con una orden en el cerebro, "continuar con la especie ". Después vendría el sálvese quien pueda dentro del mundo de la subsistencia, con sus gracias y su inteligencia, mimetismos y disimulos..., grandioso. El único problema para el mantenimiento de las especies es el hombre, si no hubiera existido la natura hubiera seguido su curso sin ningún problema, comiendo y depredando lo justo. En la naturaleza toda molécula o átomo tiene su misión. Una historia interminable. Buen artículo, José Luís. Un abrazo..... TUP...TUP....TUP....TUP.
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