"El matrimonio es como el metro
en las horas punta: los que están fuera
quieren entrar y los que están dentro quieren salir".
Miguel Gila
Una visita a Cáceres. Recorrer su casco histórico medieval; empaparse del rancio sabor de las pétreas figuras que tozudamente nos recuerdan lo que fue aquel fervor castellano parejo al descubrimiento de las Indias. Los nobles empeñados en mantener su alcurnia. La reina Isabel desmochando torreones para que quedara claro quién mandaba allí. Viaje retrospectivo al pasado. Nosotros venimos de aquello. No somos inmunes al devenir de la historia.
Y sin embargo...
Sigo echando en falta más referencias a la intrahistoria. Al devenir diario de los vasallos pobladores de aquellos feudos. Me niego a admitir que el entramado histórico sea sólo cosa de La Iglesia, de los nobles y de los reyes. Que sólo me hablen de batallas y de orondos benefactores que erigieron templos y catedrales. Quiero que me cuenten quién barría las calles de la ciudad y cuánto cobraba por ello. Qué se comía en las tabernas de baja estofa. Qué penalidades pasaban los enfermos de peste negra cuando se les expulsaba extramuros y se les dejaba unos mendrugos de pan al lado de la gatera. Los amoríos de los adolescentes del XVI; las labores agrícolas; cómo recibía el pueblo las noticias de las riquezas que venían de América....
No. No quiero empacho de iglesias y catedrales. De prohombres que -aparentemente- sólo se dedicaban a guerrear y a costear templos. De jueces, notarios y escribanos...
Contadme, también, please, lo que se cocía en el día a día de los pobladores de villas, feudos, señoríos y burgos.
Me divierte más...
Con el yelmo colocado... ambos parecen enfrentados... |
Una ventana geminada y otra que lo fue |
Triple alcurnia |
Doble nobleza |
Herencia judía |
Atención a la leyenda en latín de los Sánchez Paredes |
Este prefirió mármol fino |
Sorprende la rotunda celosía. La decoración tiene tintes de aviso |
Triple hidalguía |
¡Vaya con los nobles de la casa de Lara! |
¡ Vaya artículo precioso que ha presentado usted,Don José Luís.
ResponderEliminarMe ha presentado lo importante, la arquitectura y el señorio, visible al mundo, pero aunque esto tenga belleza, me ha complacido más el enfado ante lo repetitivo, y el olvido de lo sencillo, de lo que hacían la gente llana, de cómo se movía el pueblo en el devenir diario.
Todo está lleno de iglesias y palacios, y de escudos de casa bien, y los demás no tenían derecho a dejar rastro, bueno sí, solo quedaban las historias de los rufianes contadas en palacio.
Contigo contigo en esa necesidad de contar lo sencillo, nuestro habla, nuestras ocurrencias, nuestras gracias, nuestros pensamientos,....la forma de vida.
Me voy, que tengo que preguntarle a Eleuterio si tiene clavos de entaconar,... para las albarcas.
Saludos de javier.