Han vuelto. Al igual que llevan haciéndolo durante años, también éste los feriantes han vuelto a instalar sus atracciones en el barrio.
Y por unos días la calle Miguel Asso se llena de bullicio y algarabía. La gente menuda, sobretodo, disfruta de lo lindo pero también los adolescentes aprovechan la ocasión para juntarse, alternar y dedicarse al atávico juego del cortejo.
Cada atracción es, en sí misma un mundo. Tenemos por un lado a Los Vengadores (The Avengers), una especie de plato gigante inclinado en el que los usuarios ponen a prueba su capacidad de aguante a los frenéticos giros del aparatejo.
Luego están las camas elásticas que hacen las delicias de los más pequeños ya que les sirve para poner a prueba sus habilidades motrices y de equilibrio. Está también la inefable tómbola, que aprovecha la proverbial ingenuidad humana para dejar de lado lo que la teoría de probabilidades hace tiempo que ha confirmado.
Tenemos asimismo la atracción de los toros. Constituye una especie de ritual de inicio para los jovenzanos que quieren demostrar su capacidad de aguante a los embites de la máquina. El trenecito de la bruja, el carrusel, las casetas del tiro...
El ser humano presenta, a mi entender dos necesidades. Por una parte la repetición del ciclo anual en la forma que fuere. Por otra la necesidad de ponerse a prueba, de llevar al límite sus capacidades de fuerza, coordinación y equilibrio.
Cuando veo los preparativos de la instalación y el ajetreo de los feriantes no puedo menos que recordar tiempos pasados. Y me acuerdo de "las barcas". Unos columpios con forma de nave que se instalaban en el pueblo unos días antes de que comenzaran las fiestas. Todo un acontecimiento para los mozalbetes.
Los juegos populares, los finales de un ciclo para festejar que se va para adelante, no todo tiene que ser obligación y disciplina.las fiestas del mundo, en nuestra infancia nos la marcaban las barcas de color verde y barras amarillas,....Suena la campana....! Preparados ! Era todo muy bonito. Un abrazo, José Luis, de tu amigo Javier.
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