Sí, amigos, de nuevo he vuelto a Pradilla para San Sebastián. Todavía sigue viva la huella que me dejó la primera visita y, por eso, ya casi se ha convertido en tradición acudir a las celebraciones por el Santo en esa singular villa. Además, en esta ocasión lo he hecho acompañado de dos buenos amigos: Juan Antonio Castaño y Serafín Benedí. Otro aditamento para incrementar el disfrute. Para pasar un buen rato en su entrañable compañía y juntos compartir emociones y experiencias.
Todo se ha desarrollado de acuerdo con el ritual ya comentado en ocasiones anteriores. Y de nuevo la magia combinada de la procesión, la música y el dance me han hecho experimentar un profundo goce. Además de las celebraciones, el hecho de señalar el día 20 de enero como día del Santo, también conlleva un profundo significado de inicio de un nuevo ciclo, de puesta a punto del reloj, de "reseteado" y vuelta a conectar con el mundo, con la vida, los proyectos y las ilusiones...
Este año el frío se dejaba sentir en las calles del pueblo y en la plaza. Lo cual no era obstáculo alguno para que una nutrida representación de pradillanos y simpatizantes asistiéramos a todos los actos con interés y respeto.
Muchos asistentes han desenfundado sus móviles y dejado constancia del acontecimiento. Otros más profesionales con mejores equipos obtenían los encuadres idóneos para plasmar con acierto lo más relevante de la procesión, el dance y la misa. Tal ha sido el caso de Marta Zapata la fotógrafa de Gallur, que con gran acierto estaba cubriendo todos los episodios del evento.
No han faltado momentos alegres y jocosos. Durante la procesión me preguntaba en voz alta si los roscones que engalanan al santo en su peana eran verdaderos o no. A lo cual, Castaño -como siempre al quite- ha respondido rotundo: "qué va, SON DE MADERA". Semejante expédita afirmación ha traído consigo un auténtico chaparrón de risotadas imposibles de refrenar, hasta el punto que hubimos de tomar aire en varias ocasiones so pena de quedar encanados.
Así, entre unas cosas y otras hemos arribado a la plaza del ayuntamiento donde, una vez más, los mozos han representado los prolegómenos, el nudo y el desenlace de una batalla -otrora- entre moros y cristianos, seguido todo ello de los tradicionales ripios al santo y las cuartetas de picadillo entre los danzantes.
La actuación ha terminado con un sonoro ¡Viva San Sebastián! coreado al unísono con otro ¡Viva! por todos los asistentes.
La bella canica azul sigue girando. Comienza de nuevo el ciclo.
Señor pradillano, que San Sebastiano, te acompañe en los comienzos del nuevo año, Bonita crónica ha escrito usted, !!! Viva San Sebastiano. !!!
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