Mirando fríamente las estadísticas, no deberíamos ser tan ingenuos como para esperar que nos tocara algo. Pero los seres humanos somos así. Nos gusta rodear estos eventos de un halo mágico y pensar que, con nuestros pensamientos podemos influir en la suerte. Así unos hablan de haber soñado el número que va a tocar. Otros compran en la administración de lotería que tocó el año pasado. Hay quien apuesta por un mismo número año tras año... Todos con la esperanza de que van a ser los agraciados.
En algún sitio oí un refrán que ahora viene como anillo al dedo:
LA MEJOR LOTERÍA ES UNA BUENA ECONOMÍA
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