¡Uuuuuna de movida anglosajonaaaaaa!
Desde luego, la pronunciación fácil y contundente de esta celebración (BLACK FRIDAY), facilita su adopción también en los países latinos. Y, por supuesto, la presión publicitaria y el deseo de vender a toda costa despejan el camino para que, en unos años, este evento quede ya impreso en las mentes de los mansos consumidores que -prestos- se dispondrán a adquirir el último cachivache electrónico o cualquier otro bien de consumo necesario o no.
A mí la celebración me deja frío. Pero reconozco que, en los tiempos que corren, es fácil dejarse llevar por este acendrado consumismo
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