Y mientras tanto vamos asistiendo a eventos y acontecimientos que no nos dejan impasibles: padres con muchos años a sus espaldas, hijos que se van haciendo mayores, trabajos que empiezan a ser repetitivos y nosotros mismos -y nuestra pareja- envejeciendo en el camino hacia el ineluctable destino que a todos nos aguarda.
Son tiempos de cambio. De ajuste personal. Toca revisar el camino ya recorrido y preparar de la mejor forma posible el trayecto que pueda quedar. Siempre y cuando acompañe la salud... Premisa básica para el bienestar personal y cualquier proyecto que queramos emprender.
Y leer y formarnos. Aprender de los que más saben sobre esta etapa. De los más cualificados. Son orientaciones e indicaciones muy válidas para una mejor adaptación a los nuevos tiempos...
Y en el tramos final que nos pueda quedar en el trabajo, debemos dar lo mejor de nosotros mismos. Nada de contar los días que faltan. Al revés. Hemos de demostrar un desempeño excelente y actuar como si quedara todavía mucho tiempo. Renovar nuestra ilusión día a día. Es el único camino, la única vía posible hacia la realización personal.
El cambio en sí mismo no es bueno ni malo. Es una consecuencia lógica del paso del tiempo. Algo en lo que todos estamos embarcados. También nuestra madre tierra y el universo en su totalidad están en constante cambio. Nada es inmutable. Tengamos siempre presente esta realidad y aceptémosla tal como viene.
Aleccionador artículo, e informador de lo que el tiempo templa. Nos vamos acercando a la zona del descanso del guerrero. Ganas hailas, pero para la norma nos queda algún pequeño recorrido..., también más juventud, porque los años de más también se notarán en el lienzo. Has presentado una estampa preciosa de lo que puede ser la jubilación. Allí estaremos. Un abrazo de Javier....,voy a prepararme el lápiz nuevo y la goma de MILAN....,
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