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viernes, 11 de octubre de 2019

Si las piedras hablaran...

 Los que no se mueven, no se dan cuenta de sus cadenas. 
Rosa Luxemburgo

Ha tenido que ser la mirada atenta de mi amigo Serafín la que me descubriera esta leyenda en la iglesia de San Felices de Uncastillo. Hasta ahora había estado oculta para mi; no se si también para otros observadores más perspicaces que yo.


Tomo una foto con la ingenua intención de desenmascarar el mensaje oculto en la piedra. Fácil -pienso- una simple ampliación de la instantánea y el contenido quedará al descubierto.

Me pongo manos a la obra pero la indagación se complica. No se distinguen algunas letras y el texto -seguramente- debe estar en latín. ¡Ay! si las piedras hablaran -me lamento-

Si las piedras hablaran podrían contarme lo que aconteció el día en el que el tallador recibió la orden de esculpir el texto. Me dirían -asimismo- quién encargó la realización de esta tarea y qué motivó tamaña iniciativa.

También me contarían cuándo se decidió colocar un asiento en la fachada de la iglesia y de quién partió dicha iniciativa así como el momento y los motivos que impulsaron al que fuera a encalar el mensaje que, de esta forma, quedó oculto en su día.


Pero, amigos, si las piedras hablaran también -seguramente- me susurrarían al oído que depende del plazo temporal que tomemos de referencia para que nos cuenten unas cosas u otras. Me asegurarían que 1.000 años puede parecernos mucho a los humanos ya que nuestro periplo vital es más bien limitado respecto a otras escalas de tiempo. Que ellas ya estaban en el término municipal de pueblo antes... mucho antes.

Se referirían -con total naturalidad- a los hechos que ocurrieron en el paleolítico o en neolítico uncastillero o mucho más atrás pues ellas ya estaban allí para contemplarlos. Y, si se lo pidiéramos, nos hablarían de otra etapa anterior en la que -simplemente- ellas, las rocas, se formaron por la acumulación de depósitos de corrientes fluviales en el Mioceno Inferior; hace nada menos que, entre 24 a 16 millones de años.

Pero es que si las arenas compactadas de las piedras hablaran nos tendrían que contar de dónde venían esos depósitos fluviales y qué motivó su acumulación. Seguramente nos hablarían también de la procedencia  de sus componentes de composición calcítica, del cuarzo anguloso y de los fragmentos de rocas anteriores.

Claro que, continuando nuestro recorrido hacia atrás, los propios componentes de la roca también nos podrían contar hermosas historias. El cuarzo, sin ir más lejos, nos llevaría al sílice y éste a la combinación del silicio con el oxígeno. En última instancia ambos elementos provienen del hidrógeno. Este último se formó hace 13.000 millones de años.

Así que -amigos- si las piedras pudieran contarnos sus secretos tendrían mucho que contar. Un relato de 1.000 o 2.000 años se les quedaría muy, muy corto. La vida de los humanos les debe parecer algo así como un pasatiempo.

2 comentarios:

  1. Pues sí, nos contarían muchas cosas desde la formación de la tierra y sus componentes.
    Si las piedras pudieran hablar nos contarían muchas cosas, pero al no poder hacerlo nos lo cuentan por sus registros, por la escultura, como empleo de materiales fuertes para mantener la historia y sus reyes.
    Como dices, ellas se quedan y nosotros nos vamos antes, en cierta manera, nos dejan gravados en las piedras mensajes para decirnos que algo ocurrió.
    Las piedras ordenadas de habitáculo, son testigos del paso del tiempo.
    Siempre vienen bien las reflexiones sobre la evolución y el paso del tiempo.
    Don, José Luís, el hombre que cuenta cosas.
    Saludos de Javier.

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  2. Sí, bonita reflexión José Luis...y dentro de otros 13000 millones de años el pasatiempo dfce la historia del hombre quizás ni siquiera merezca la pena ser contado.

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