Una tarde dominical. Un paseo por el parque. La primavera que se ve venir. Orden y concierto entre la gente deseosa de disfrutar del aire libre. La armonía se respira en el ambiente.
Y de repente, a mitad del plácido paseo te encuentras con estas reliquias. Con estos vestigios del pasado a los que les debemos respeto y consideración. La medida de un pueblo sensible con su historia. Aunque está claro que no todos piensan lo mismo. Porque no hay explicación alguna de la barbarie, del deseo de destruir. Del romper por romper y disfrutar destrozando.
Yo, desde luego me quedé estupefacto al observar como los afables bancos del siglo pasado han sido ultrajados.
Primera muestra del desaguisado |
Desidia |
Otra que te pega |
Es una pena, la falta de sensibilidad,vivimos en tiempos de los pintores del spray, deteriorando paredes y edificios públicos,los parques y la naturaleza les viene grandes y lo grave es que tenemos que convivir con estas personas que destruirán lo bello sin importarles un pito. Estos son los problemas de una ciudad grande, mucha gente, y en medio, algun delincuente, nunca solucionaremos el problema. ? Disciplina y vigilancia ?...No lo sé
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