El desplazamiento desde Zaragoza se realiza con rapidez y comodidad y se puede -y debe- aprovechar la salida para cursar también una visita a la ciudad de Tarazona ya que toda ella constituye, en sí misma, un evocador viaje al pasado.
Destacaré de la visita el gran acierto y excelente desempeño de la guía que, de forma muy amena y didáctica nos explicó los avatares por los que pasó el excelso recinto sacro. Memoricé varias fechas que vienen bien recordar para ubicar los hechos históricos en el tiempo:
- Siglo V: inicio de la dominación visigoda
- Siglos VIII al XII: dominio musulmán
- Siglo XIV: guerra de los dos Pedros (de Castilla y Aragón)- Siglo XVI: El pintor Alonso González renueva con sus pinturas de estilo renacentista el interior de la catedral.
La construcción de templos -y más todavía- las sucesivas remodelaciones que solían realizarse en los mismos constituyen una interesantísima lección de las excelencias y las miserias humanas: el deseo de figurar, el afán por pasar a la posteridad, la ambición, el poder....
Los sepulcros, panteones y enterramientos dan fe del ansia del personal por permanecer lo más cerca posible de la misericordia divina... Y también indican un gusto y afición por el boato propio de aquellos tiempos.
En fin, una estupenda jornada aunque ligeramente ensombrecida por la dificultad de encontrar un restaurante bien de precio y que no estuviera lleno.