Si te gusta el canto de los pájaros no compres jaulas, planta árboles.
Hace ya 17 años que adquirí una pequeña parcela de unos 600 metros cuadrados en Villamayor. Durante ese tiempo he puesto toda mi ilusión y empeño en intentar conseguir que los árboles frutales me obsequien con sus deliciosos productos; que las parras me ofrezcan el rico moscatel o que las higueras y el granado me alegren el otoño con su cosecha.
Los esquemas que yo traía venían de mi época de niño cuando acompañaba a mi padre y le ayudaba en las faenas agrícolas. El modo de trabajar la tierra era, por tanto, el convencional; cuidando siempre, por supuesto, que la tierra estuviera labrada y haciendo frente continuamente a las "malas hierbas" y a las plagas y abonando con profusión con abonos inorgánicos.
A raíz de disponer en la parcela de unas cuantas colmenas, enseguida me di cuenta que ese tipo de actuaciones no tenían mucho sentido si lo que yo quería era obtener miel de forma natural y fruta sin ningún tipo de contaminante.
Las abejas necesitan flores para subsistir. Enseguida me di cuenta de que si araba continuamente el terreno, la diversidad vegetal, sencillamente, desaparecía.
La parcela cuenta asimismo con una pila de agua que solía utilizar como depósito para cuando tuviera que regar. Allí todo mi empeño consistía en intentar que la poza estuviera siempre limpia e inmaculada para, de esa manera, poder regar con una motobomba
Los trabajos de arar la tierra y sulfatar siempre me parecieron muy fatigosos. Otro factor más que me fue llevando a cambiar mis esquemas de cómo cultivar el terreno.
Hace ya 4 años que he decidido no labrar. Dejo que la vegetación crezca de forma natural y si la hierba es muy alta le doy un corte con el corta-céspedes poniendo cuidado en dejar áreas con las flores de cada estación.
Desde luego a las mariposas les ha gustado la iniciativa. Cada vez veo más especímenes por la parcela.
En el estanque puse unos peces que se han reproducido y que me lo mantienen en perfecto estado de revista. No se ve ni un solo mosquito porque ellos dan buena cuenta de cualquier insecto que osa aterrizar en el agua.
Pronto vinieron también las ranas. Oirlas croar me retrotrae a esa infancia que cada vez queda más lejana.
Hace años que no fumigo los árboles. Como menos fruta pero puedo hacerlo directamente del árbol sin lavarla ni nada. Últimamente se ven muchas mariquitas que, de forma natural, se ocupan de los pulgones.
Las aves también me acompañan con sus cantos. Yo creo que saben que en la parcela está vetada cualquier tipo de actuación que pueda perjudicarlas. Las tórtolas, palomas y gorriones han anidado en varias ocasiones y han sacado adelante sin ningún problema a su prole.
Al principio sólo tenía árboles que dieran algún fruto pero, últimamente me gusta plantar también árboles de sombra y, a ser posible, que sean melíferos. En el estanque he puesto anea que conseguí reproducir mediante semillas. Los peces y las abejas disfrutan un montón zigzagueando entre sus tallos.
El abono me lo proporcionan las lombrices. Todos los deshechos orgánicos que solíamos tirar a la basura se los llevo a ellas para que se alimenten ¡No veáis cómo se reproducen!
Finalmente he dispuesto un sistema de riego por goteo desde unos depósitos que se llenan con agua de lluvia o, si pasa mucho tiempo sin llover, con agua de la acequia. Este año me he dado cuenta que con relativamente poca agua puedo cultivar un pequeño huerto que me obsequia con productos más que suficientes para los dos que somos ahora de familia.
De manera que la idea de asilvestrar me está encantando. Rewild que dicen los ingleses.
Echadle un vistazo también a este reportaje visual titulado "¿Qué busca el reasilvestramiento?
Ya estoy dándole vueltas a cómo perfeccionar esta iniciativa ¿Quizás poner también unas gallinas?
Para mi gusto no hay tarea más reconfortable y gratificante que alimentar la vida sea del tipo que sea.