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martes, 27 de agosto de 2013

GR 99. Camino del Ebro. Etapa 29

Ayer fue un día especial. Retomé mi decisión de continuar recorriendo el Camino del Ebro poco a poco y por tramos. Y lo hice en compañía de una de mis hijas. También nos llevamos a la perrita. Fue una experiencia fantástica.

Siempre me ha llamado la atención descubrir tierras ignotas, pasear por lugares nunca hollados y conocer enclaves en los que nunca antes haya estado. Así que, miel sobre hojuelas, sobre las 10 de la mañana iniciamos el recorrido de la etapa 29: Velilla de Ebro-Alforque-Alborge-Sástago.

Hay que decir que no llegamos hasta el final de la etapa en Sástago. Tenía compromisos por la tarde y no podía faltar, así que, de momento, fueron suficientes los 15 Km recorridos desde el inicio hasta Alborge

Muchas y variadas fueron las emociones que experimentamos durante el recorrido. El día estaba estupendo. El hecho de ir caminando y hablando de todo un poco con mi hija también me encantó. Íbamos de buen humor y nos reímos haciendo chanzas y bromas de muchas cosas. Esta mezcla de ejercicio físico, contacto con la naturaleza y buen rollo paterno-filial es, en sí misma, terapéutica. Os la recomiendo.

A modo de muestra, incluyo unas cuantas tomas del recorrido. Y dos vídeos en los que se constata la bendición que supone el agua para estas áridas tierras. Desde luego merece la pena caminar por la senda del Ebro.

Iniciamos el camino en Velilla de Ebro
Comienzo etapa 29

Noria de Velilla

Cartel indicador
Cabaña escachada

Ebro bifurcado

Cartel indicador
Padre e hija

Panorámica desde Alforque
El Ebro se heló (I)

El Ebro se heló (II)



Simbolismo: llevando el timón en el curso del río de la vida


Iglesia de Alborge











viernes, 23 de agosto de 2013

Cambio imparable

Varios acontecimientos que me han acaecido durante estas últimas semanas me confirman que el mundo camina hacia cambios sustanciales de una forma imparable. Y el denominador común de todos ellos es la tecnología. La tecnología está modificando drásticamente la forma de relacionarnos, la manera de producir servicios y bienes de consumo, la forma de viajar, de conocer el mundo...

El pasado jueves, día 15 de agosto, iba tranquilamente dando un paseo con mi bicicleta cuando, al pasar el puente peatonal prolongación de la calle Cineasta Adolfo Aznar me encontré con que parte de la autopista A330 (Avenida de los Pirineos) se había inundado de agua. Ya se habían personado los servicios de policía y los bomberos para intentar arreglar el desaguisado y observé que varias personas que por allí pasaban, habían desenfundado sus móviles para dejar constancia del hecho. Yo también me sumé al grupillo de reporteros aficionados y tomé unas cuantas imágenes para dejar constancia del hecho.

Si hubiera dispuesto de conexión a Internet, de inmediato ese vídeo lo podía haber transmitido a cualquier parte del mundo. Es evidente que vivimos ya la era de la aldea global. En cualquier momento, cualquier situación, cualquier hecho relevante puede ser expandido en el acto por el mundo entero.

El segundo evento de interés ha sido la visita a varias naves-almacenes chinos ubicados en el polígono de Cogullada. Queríamos comprar unos encargos de papelería y hasta allí nos desplazamos para ver la oferta que tenían.

Mi sorpresa fue mayúscula al comprobar la magnitud de la oferta de productos disponibles en estos establecimientos. Y la diferencia sustancial de precios cuando se compra al por mayor. Podemos pensar en cualquier utensilio: sarten, cuchillo, vajillas, ambientadores, lámparas, bombillas, velas, toallas, sábanas, desodorantes, papel de baño.... Tienen de todo. Nada se escapa de ser producido en China.

Ante tal avalancha de productos a precios tan reducidos, no puede uno dejar de pensar qué podemos fabricar en nuestro país que pueda competir con ellos. No tengo la menor idea de cual puede ser la estrategia a medio-largo plazo para que nosotros podamos producir algo que tenga salida en el mercado internacional. O nos ponemos las pilas y echamos mano -de verdad- de nuestra creatividad o se nos van a comer con patatas.

El tercer elemento de reflexión lo constituye la finalización de la  lectura del libro "La física del futuro" de mi siempre bien ponderado Michio Kaku. En sus 526 páginas nos expone de forma brillante y comprensible una previsión de cómo puede evolucionar el mundo en los próximos cien años, tocando los temas más actuales como son los ordenadores, la inteligencia artificial, el futuro de la medicina, la nanotecnología, el futuro de la energía, el futuro de los viajes espaciales, el futuro de la riqueza y, en definitiva, el futuro de la humanidad.

Es un libro de los que hay que volver a leer porque refleja de una forma sólida y muy bien documentada por donde van a ir los tiros en los próximos años. Y lo que se avecina constituye una verdadera revolución.


Lamentablemente parece que en nuestro país nos estamos durmiendo en los laureles. La bonanza del verano, las playas y los chiringuitos funcionan a modo de anestesia y así, de momento, no nos damos mucho mal. No digo yo que no haya que descansar ni divertirse y pasar buenos ratos pero creo que no podemos perder ni un minuto más en debates estériles ni circunloquios vacuos. Tenemos ante nosotros un reto de primera magnitud y una tarea ingente por cumplir. Debemos ponernos manos a la obra y sacudirnos la rutina, la ociosidad y la falta de iniciativa. Mantener el pulso de las iniciativas que podamos poner en marcha. Aprender de lo exitoso de otros países...

El espejismo del notable incremento de turistas este verano no debe ocultar la necesidad de buscar vías y fórmulas para generar riqueza en nuestro país. Formación, trabajo, constancia, esfuerzo y creatividad. También liderazgo. ¿Seremos capaces de salir adelante?

miércoles, 14 de agosto de 2013

Virgin Active. Un gimnasio bien gestionado.

Ayer me invitó mi hija pequeña a una sesión en el gimnasio Virgin Active al que acude periódicamente. Era una visita de prueba, para ver las instalaciones, las actividades que realizan y cómo se organizaban. Tan bien me había hablado del gimnasio que quería comprobar por mí mismo las bondades del centro.

La experiencia no ha podido ser más agradable. Desde el primer momento, empezando por la exquisita atención de los empleados en la recepción y continuando con el sosegado ambiente que se respira por todo el recinto, me sentí como en mi casa.

Una vez cambiados y equipados con la vestimenta adecuada, empezamos con la bicicleta estática aupándonos a unas sofisticadas máquinas que registran en todo momento los más variados parámetros del usuario: calorías consumidas, velocidad, grado de esfuerzo, nivel de objetivo propuesto alcanzado, etc. Y continuamos con otro modelo de bicicleta con un respaldo más inclinado que medía parámetros parecidos. Enfrente de nosotros había unas cuantas pantallas de tv y, si lo hubiéramos deseado, podíamos haber conectado unos cascos para escuchar el audio al tiempo que pedaleábamos.
relación calidad precio en los Gimnasios Virgin Active
Finalizado este breve calentamiento, acudimos a una sesión de estiramientos en una sala muy bien acondicionada y excelentemente orientada. El monitor nos iba mostrando con mucho tino las distintas posturas que debíamos adoptar al tiempo que una suave música oriental iba destilándose por todo el recinto. Yo era el único varón en el grupo y no precisamente el más ágil, así que, mentalmente, me comprometí a trabajar este ámbito en posteriores ocasiones.

Terminada la sesión postural oriental nos encaminamos al spá donde nos deleitamos en sus cálidas aguas y probamos durante largo rato todo tipo de chorros y burbujas. Tan a gusto me encontraba y tan relajado que parecía que estuviera en el mismo paraíso. Aún así acepté la sugerencia de mi hija de probar las dos saunas: la húmeda y la seca. Ambas experiencias resultaron, asimismo, impactantes y muy gratificantes.

Vuelta de nuevo al spá y aún realicé otra nueva excursión a la sauna húmeda en la que, entre vapores y música relajante, se desleía un suave aroma a menta. Al salir de la ducha, el que lo deseaba, podía darse unas fricciones con hielo escarchado elaborado de forma automática por una máquina preparada al efecto.

Una nueva ducha, esta vez con agua más fría, marcó el final de la experiencia. Nos vestimos y, al salir, un consultor del gimnasio me preguntó, amablemente, cómo me había ido y me detalló precios y condiciones por si quería repetir la experiencia de forma más continuada.

Para los que somos de pueblo y hemos vivido habitualmente enfocados al trabajo este tipo de experiencias siempre representan una nueva dimensión. En lugar de identificar ejercicio con trabajo físico, aquí se trata de disfrutar sin más, de recrearse en una variada gama de emociones. De dejarse llevar. La sofistificación de máquinas, aparatos y equipamientos va en aumento y se incrementa día a día. Los seres humanos somos insaciables en nuestro afán de probar nuevos métodos, de experimentar nuevas sensaciones...

Y desde luego este entorno no se crea así por las buenas, de la noche a la mañana. Está todo muy bien pensado y planificado. Los dirigentes del gimnasio saben lo que llevan entre manos. Han conseguido un alto nivel de satisfacción entre la clientela. La notable afluencia de usuarios que observé, da fe de ello.

Muchos negocios y muchos empresarios deberían tomar nota de este hecho: los consumidores cada vez exigimos más y pedimos la excelencia en productos y servicios. Y si no nos la dan, simplemente no repetimos. No es el caso del gimnasio Virgin al que, con toda seguridad, volveré.

¡Feliz verano, peripleros!

domingo, 4 de agosto de 2013

Como no tengo curro, me aburro.

Vengo de dar un paseo por la ribera del Ebro y me ha llamado la atención la pintada que he visto en un muro: "Como no tengo curro, me aburro". Me ha dado qué pensar ¡y mucho! puesto que la situación laboral en nuestro país, lejos de mejorar (como pretenden hacernos creer) cada vez se complica más.

La atonía del mercado de trabajo es patente. No hay movimiento. No se ve actividad. Y donde la había, ahora las cosas discurren con más lentitud. El rosario de locales cerrados, en venta o alquiler no hace sino incrementarse día a día. Me temo que, a la vuelta de vacaciones, una nueva ronda de cierres confirmará estas reflexiones.

Hablas con unos y con otros y la situación es muy parecida: los jóvenes comprendidos en la franja de los 23-24 y los 33-34 no acaban de encontrar un empleo ajustado a su cualificación. Van tirando como pueden, con trabajillos temporales y apaños a tiempo parcial. Pero pasa el tiempo y ellos van cumpliendo años sin poder concretar planes de futuro.

Muchos han optado por marchar al extranjero. Pero la situación allí tampoco es jauja. Se acabaron los tiempos de estupendos sueldos e inmejorables condiciones de trabajo. La situación ha cambiado de forma drástica y no son pocos los que resuelven volver a casa antes que vivir en régimen de semiesclavitud.

Ayer comentaba con unos amigos que podría darse la situación de que, al final, muchos hijos se queden a vivir permanentemente en la casa de sus padres. Techo y comida asegurados. También un pequeño "pré" para sus gastos. Y la comprensión de sus progenitores. No hay más remedio. Qué se le va a hacer. Este hecho constituiría un cambio social notable. No estábamos preparados para esto. Creíamos que nuestros hijos, con esfuerzo, podrían subir otro peldaño más en la escala social. Pero todo se ha venido para abajo. Al menos para las clases trabajadoras.

Los negros pronósticos del FMI y la pasividad de los políticos no hace sino añadir más incertidumbre a la situación. La conclusión es clara: si queremos salir para adelante lo tendremos que hacer, de nuevo, con nuestro esfuerzo y sacando el máximo provecho de nuestros recursos. No esperemos gran cosa de nuestros dirigentes. La tarea no a a ser fácil, pero no queda más remedio que intentarlo.