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domingo, 25 de marzo de 2012

Cuidando nuestro pequeño jardín (I)

Las cosas que nos acompañan a lo largo de la vida son como una extensión de nosotros mismos. Cantidad de objetos y diversidad de artículos que forman parte de nuestro universo diario. Desde la ropa con la que nos vestimos hasta las sillas en las que nos sentamos pasando por los adornos de nuestras viviendas o la vajilla en la que nos servimos la comida.

Pero en la galaxia de seres acompañantes, además de nuestra famila, hay dos estrellas que brillan con gran intensidad: los animales y las plantas que cuidamos.

En el primer caso, nuestra perrita Duna sería, sin duda, merecedora de toda una entrada en este blog. Méritos no le faltan a esa ágil y presumida galga italiana. Sin embargo son los árboles y las plantas del jardín a los que quiero dedicarles mi atención esta semana.

Algunas de ellas conviven con nosotros desde hace casi 12 años, que es cuando vinimos a vivir a nuestra actual vivienda. Otras fueron adquiridas y trasplantadas a lo largo de esos años. Muchas murieron sin dejar rastro alguno.

Ahora que empieza la primavera, todas se afanan en mostrar sus mejores galas y, yo las voy cuidando de forma personalizada porque cada una de ellas tiene su propia historia y requiere atenciones específicas.

Comenzaré por los frutales a los cuales les tengo especial afección. El motivo no es otro que la tradicional dificultad para conseguir frutos de calidad en mi pueblo de origen: Uncastillo. Salvo en algunos parajes muy señalados o barranqueras al abrigo nada ni nadie se salvaba de las inclemencias del tiempo. Las frutas sufrían, por tanto, las consecuncias de este rigor.

Tenemos, por un lado el limonero. Pasó dos temporadas muy malas y, a punto estuvo de fallecer. El segundo invierno después de plantarlo, se quedó sólo con una hoja pero conseguimos que se repusiera. Un acertado cambio de ubicación (al sol y protegido del viento) le dio los bríos necesarios para iniciar un vertiginoso crecimiento. Ahora nos agradece los desvelos con una vibrante, abundante, intensa y continuada producción de ricos limones.

El cerezo no se queda atrás. Fue plantado un poco más tarde que su hermano mediterráneo. También tuvo que pasar por alguna que otra adversidad: el contumaz pulgón, alguna que otra helada en abril, podas desafortunadas, etc. Afortunadamente, el aporte de abono y quelato férrico de vez en cuando y la eliminación manual de cualquier atisbo pulgonero han conseguido que ahora muestre esplendoroso multitud de flores blancas, presagio de buena cosecha cerecera. En un símil con la evolución humana, el cerezo se encontraría ahora en plena juventud.

Les siguen, por orden de plantación, las parras. Una de moscatel negro y la otra blanca, de moscatel italiano. No acabamos de congeniar. Todos los años prometen mucha producción, pero por una u otra causa, no acaba de materializarse. Tendremos que seguir, juntos, un curso de acompasamiento temporal.

Luego está el níspero. Se ha desarrollado a partir de una semilla que encontré un día cuando iba a echar la basura. Es como un niño pequeño que requiere cuidados pero ya empieza a caminar solo. Espero que hagamos buenas migas y, en unos años nos pueda ofrecer sus sabrosísimos frutos.

Finalmente, en el apartado de frutas, están las fresas. Se expanden por todos los sitios y hay que ponerles coto. Pero a mí me gusta que permanezcan en el jardín.

Al gremio de los árboles de sombra pertenecen la adelfa y el plátano. La primera crece altanera plantándole cara al laurel del vecino. El segundo empieza a rebrotar tímidamente después de los sustos que le ha propinado el inclemente invierno. Todavía le quedan al menos otros dos inviernos más para que aprenda a plantarle cara a las heladas y el cierzo zaragozano.

Debemos agregar a este grupo, también, el rododendro que, de momento, no ha pasado del estadio de arbolito enano, todavía pegado a su maceta. Asimismo añadiremos cuatro cinamomos (melias) que brotaron de sendas semillas recogidas en la Plaza de la Albada. Este año experimentarán un buen tirón y, si hay suerte, ya podremos trasplantarlos a una maceta más grande a final de temporada.


En el apartado arbustos, la abelia ya empieza a desplegar sus vegetales tentáculos preludio de una miríada de florecillas blancas, potentísimo atractivo de un tipo de moscardón-colibrí, cuyos especímenes acuden presurosos todas las mañanas a libar el néctar.

La nandina ya va despertando de su letargo una vez se ha deshecho de toda la producción de bayas rojas invernales. Ahora sintetiza con renovado brío casi un centímetro de tallo por día. Hasta el punto de que, periódicamente, debo podarla para que sus hojas no colisionen las del cerezo ni constituyan una vía de ataque de las avispadas hormigas hacia sus amigos productores de dulce melaza: los pulgones.

Tapizando el brezo se yergue majestuoso el trachelospermun jasminoide. Ahora parece como si sólo pasara por ahí pero dentro de nada se poblará también de un precioso manto blanco anunciador del mes de mayo.

También la pandorea jasminoides (Bignonia blanca) pasó un invierno crítico hace dos años. Pero se repuso y este año ha mantenido el tipo con mucha dignidad. Está esperando -creo yo- que el tiempo se estabilice definitivamente para obsequiarnos con sus llamativas campánulas blancas.

Los pittosporum crecen espontáneamente por todo el jardín. No sé de donde ha venido la semilla, pero aquí han encontrado un buen acomodo. Cuando tienen un tamaño razonable, los trasplanto a macetas y luego los planto en el pueblo o los ofrezco en MQM (Me lo quitan de las manos)

Finalmente el espliego. Viejo compañero de fatigas también en el pueblo. Con su siega y recolección nos ganábamos unas pesetillas para las fiestas. He querido que esté presente en mi jardín como postrer homenaje después de muchos y felices años compartidos en Uncastillo. 

A todos ellos los tengo como hijos míos. Cada uno con su genio, con su carácter particular. Pero si les tratas con cariño y los educas con disciplina y normas razonables, todos ellos se van encaminando por la buena senda y todos saben corresponderte con creces la atención y el tiempo que les dedicas.

Ciclo Los Bañales. Una ciudad romana en las cinco villas

No os lo podéis perder. Ni las conferencias, ni la cuidadísima exposición ni la guía, ni los talleres...

Un conjunto de actividades cuidadosamente preparadas con la finalidad de mostrar esa joya semienterrada que es el conjunto monumental de Los Bañales.

Para más información, ver el enlace.

martes, 20 de marzo de 2012

Celebrada la tercera blogquedada

Tal como se había anunciado, hoy día 20 de marzo, de 19:00 a 20:50 ha tenido lugar la tercera blogquedada.

Contando los nuevos blogueros que han asistido hoy, son ya 23 los autores de blogs que han participado en estos encuentros  y muchos más los que se han interesado por el evento.

Las aportaciones de todos los asistentes nos van a servir para diseñar nuevas blogquedadas ajustadas a las inquietudes de los/as glogueros/as.

En el blog BQD se proporcionan más detalles de la reunión.

domingo, 18 de marzo de 2012

Senderismo por Aguarón

De nuevo la autovía mudéjar me ha conducido con suma placidez hasta Cariñena. Contaba con una hora de desplazamiento y, saliendo de mi casa a las 8:07 he llegado sobre las 8:40, es decir, 33 minutos. Un pequeño error en la ruta me conducía ya hasta Encinacorba pero se ha enmendado enseguida y, corregido el rumbo dirección Aguarón.

A eso de las 8:50 ya estaba en el pueblo. Abundante afluencia de senderistas se iba concentrando en las inmediaciones del ayuntamiento. Imitando lo que hacía el resto de la gente, he pasado a sellar el Pasaporte Senderista y, enseguida -sin mediar palabra ni explicación alguna- ha partido el nutrido grupo de caminantes. Ya se sabe, los aragoneses somos más bien parcos en palabras.

Los inicios han constituido un preludio de lo que se avecinaba luego: calles estrechas y empinadas que conducían hasta la pista forestal por la que íbamos a caminar. Se agradecía la compañía de los almendros en flor. Entre otras frases que iba escuchando en los grupos, una de ellas me ha hecho gracia: "Teruel es tierra de almendros pero no de almendras".

No me he podido sustraer a mi habitual tendencia a ir en cabeza. He podido poco, he podido mucho, hasta que me he colocado con los que tiraban del grupo. En el lento avance hasta escalar las primeras posiciones he ido escuchando fragmentos de algunas conversaciones que se dirimían en los subgrupos:

                              - Sobre el paisaje que se veía y las próximas salidas
                              - Aspectos generales relativos a la salud
                              - La mala situación económica

Por un momento he pensado que sería muy buena idea que los políticos participaran -de incógnito- en algunas de estas salidas para sondear mejor el ambiente que se respira entre los del pueblo.

También iba pensando en las causas del incremento -de la explosión- del senderismo en los últimos tiempos. Bueno, pues yo creo que es debido, en parte a la crisis -hay menos dinero para vicios-, a la cada vez mayor importancia que se les da a los hábitos saludables: alimentación, ejercicio físico, relación social y también al hecho evidente de que a las personas nos gustan los desplazamientos en grupo. Es algo así como una conducta atávica que todavía está presente en nuestro inconsciente colectivo.

Los trescientros metros aproximados de desnivel entre el pueblo y la parte más alta de la sierra, han conseguido dividir el colectivo de senderistas en pequeños grupúsculos que caminaban a distintas velocidades. Yo he compartido por algunos minutos la compañía de las "Flechas de Muel" -tres conocidas mías- que circulan habitualmente por los caminos a gran velocidad. En un momento dado -y haciendo una excepción- he conseguido que pararan un momento para hacerles una foto.

Así, entre unas cosas y otras hemos llegado a la zona recreativa del Santo de Aguarón. Allí hemos descansado y repuesto fuerzas dando buena cuenta de las provisiones que traíamos. El descanso no ha durado mucho y, en seguida nos hemos puesto otra vez en marcha.

La energía de los alimentos consumidos y el empujón final de las galletas con chocolate se ha traducido en un incremento de la velocidad en el grupo. Máxime si tenemos en cuenta que, prácticamente el resto del camino ha sido cuesta abajo.

Además de los almendros en flor, los cuidados campos de viñas bien podadas nos han acompañado a lo largo del camino. Desde luego, los alrededores de Aguarón hacen gala de su bien merecida fama como municipio vinícola.

Un vídeo final para dejar constancia del trayecto recorrido y varias fotos más han constituído el complemento final de la excursión. En total hemos recorrido unos 17 km en un tiempo récord de unas tres horas y cuarto.

La próxima salida (4ª marcha) será en Alfamén el domingo 29 de abril. Si no hay novedad allí estaré. Espero en esa ocasión encontrarme con algún conocido más. ¿Os animaís? 

domingo, 11 de marzo de 2012

Los Bañales. Mutus testimonium ad heram magnitudine.

Ha sido la excursión perfecta. Por el buen día que ha salido, por la compañía de la gente y por la calidad del guía que nos ha acompañado e ilustrado a lo largo del recorrido: nada menos que el Dr. Javier Andreu, director científico del Plan de Investigación de los Bañales.

Tenía un interés especial en realizar esta visita. Pero quería que fuera una visita guiada para empaparme -por primera vez- sobre el terreno de lo que representa en la actualidad el conjunto monumental de Los Bañales y las novedades que van apareciendo según avanzan las excavaciones arqueológicas.

Más que detenerme en los nuevos descubrimientos mi punto de mira se sitúa en la mirada perpleja de alguien que en muchas ocasiones ha estado en el lugar pero que, hasta la cita del domingo día 11 de marzo muy poco sabía sobre vida, costumbres, construcciones y monumentos eregidos por nuestros ancestros entre los siglos II A.C. hasta el III DC. Desde luego, el empuje que le están dando al conjunto monumental tanto la Fundación Uncastillo como la UNED de Tudela y todas las entidades patrocinadoras, es digno de encomio. Más información en la página web de Los Bañales.

Destacaré, en primer lugar, mi asombro ante los restos de lo que se creyó que era un templo y ahora se sabe fue el foro de la ciudad. Se conservan todavía los basamentos de los monumentales pedestales que, seguramente sirvieron de soporte y apoyo de columnas y estatuas y distintos elementos moldurados. Las escalinatas de acceso al foro que van saliendo a la luz no hacen sino confirmar que la ciudad que allí se construyó era algo mucho más importante de lo que siempre supusimos.

Mi admiración ante los detalles proporcionados por Andreu sobre la ocupación anterior del emplazamiento por pobladores aborígenes (quizá vascones) así como la posterior utilización de muchas edificaciones y sillares para usos menos nobles que los que tenían en origen.

Las explicaciones sobre las termas fueron detalladas y completas. Tomando la referencia de otras instalaciones similares, se nos explicó cómo funcionaban las Termas de Los Bañales, constituyendo todo el conjunto una maravilla de la ingeniería de la época.

Todavía nos quedó tiempo para girar una visita a los restos del acueducto, destacando las inmensas moles de las pilastras que sirvieron de soporte para transportar el agua a la ciudad desde una presa que también visitamos y cuyo emplazamiento no conocía en absoluto.

La verdad es que las tres horas y media que duró la visita fueron muy bien empleadas. Acudimos casi 100 personas y todos atendimos en reservado silencio las doctas explicaciones de Javier Andreu. A mitad del recorrido el grupo se dividió en dos y unos fuimos hasta el acueducto miemtras el otro grupo subía al poblado de El Pueyo guiado por el epigrafista Ángel Jordán.

Mil y una consideraciones me venían a la cabeza al hilo de las descripciones de los expertos. Los nombres de las legiones que construyeron muchos de los monumentos que todavía se conservan resonaban con fuerza en mi mente:  IV Macedonica, VI Victrix y X Gemina, el trabajo y el esfuerzo que miles de personas realizaron y que, en un momento determinado queda enterrado en el olvido.

 ¿Cuáles fueron las causas del abandono de la ciudad? ¿Pestes y enfermedades? ¿Insostenibilidad medioambiental? ¿Guerras, ocupaciones o saqueos? ¿Qué nombre le pusieron sus habitantes? ¿Cómo se divertían, amaban o trabajaban sus gentes? ¿Cuál fue el momento de mayor esplendor?...

Otra nueva veta de interés ha quedado al descubierto. Pienso mantenerme al día de los avances que se vayan produciendo en las excavaciones de los Bañales.

domingo, 4 de marzo de 2012

Tercera Blogquedada

Ya estamos preparando este importante evento que se celebrará el día 20 de marzo a las 19:00 horas. Apúntatelo en la agenda y reserva un tiempo para compartir con otros blogueros y blogueras ideas, experiencias e iniciativas.

Para más información consulta el blog BQD. Blogquedadas.

Viaje a Uncastillo. Visita a las colmenas

Subir al pueblo e ir a visitar las colmenas produce en mí el mismo efecto que la puesta a punto del coche o poner el reloj en hora. Bajo después a Zaragoza con la sensación de que, de nuevo, el orden cósmico ha quedado restaurado.

Esa sensación me dura unos cuantos días. Hasta que el devenir de la semana y los problemas inherentes a mi trabajo de continua interacción social, van de nuevo desajustando ese sutil mecanismo que es el equilibrio psicológico.

Y es que las abejas constituyen, desde tiempo inmemorial, una riquísima fuente de aprendizaje, además de una reserva inagotable de experiencias.

En mi caso, el seguir con una tradición que se ha ido transmitiendo en  mi familia paterna de generación en generación, supone además una especie de entrelazamiento cuántico con mis antepasados y, de paso, la gratitud, el agradecimiento por haberme legado un entretenimiento tan completo.

Ya lo dice la loa que, a veces me recuerda mi padre, referida a su abuela Simeona:

¡Oh miel de la Simeyona!
Cuánto me darás que hablar
Que en el cuenco de la miel
Cayó la linda´y Pascual

El viaje a Uncastillo constituye, en sí mismo, un divertido pasatiempo. Tomando la autovía de Huesca hasta Zuera y, posteriormente, pasando por Las Pedrosas, Sierra de Luna, Erla, Ejea y Sádaba. Ese tiempo obligado de conducción lo dedico a escuchar la radio, curiosear el paisaje o sumergirme en mis pensamientos.

Una vez en el pueblo, la compañía de mi padre también es de agradecer. Juntos vamos -como siempre- a dar vuelta al abejar y corregir la obligada entropía generada por el ganado apícola desde nuestra última visita.

En este caso, de las 6 colmenas que quedaron vivas a finales de octubre, el crudo invierno nos ha arrebatado dos, con lo cual el punto de partida de este año son 4 colmenas. A pesar de la pertinaz sequía, las laboriosas obreras ya se han puesto en marcha para proveer urgentemente de alimento a la colonia. Ayer, multitud de ellas acudían presurosas a la piquera acarreando en sus patas traseras bolitas de polen de un intenso color amarillo.

Todas las colmenas fueron revisadas, pero sólo abrimos las dos despobladas. La "gente" había desaparecido. Sólo quedaban los restos de los panales vacíos de miel. Una vez extraídos, acondicionamos las cajas y colocamos en el interior de cada una de ellas sendos botes con miel vieja para animar a otros posibles enjambres a que se establezcan allí. También aprovechamos para dejarles agua en unos recipientes, cuidando, eso sí, de introducir unos palos y algo de hojarasca para que las abejas no se ahoguen.

La adecuada conducción del colmenar requiere comenzar las visitas de inspección antes del inicio de la primavera. Y, de alguna manera, las posteriores visitas van conectándote, poco a poco con el ciclo del año natural. Las abejas constituyen un sensor de primera para medir las consecuencias de la abundancia o escasez de lluvias.

Una primavera cuajada de flores asegura, a su vez, un intenso aporte de polen y néctar a la colonia. El apicultor cuidadoso también deberá desarrollar su sentido de previsión colocando alzas suplementarias cuando la cosecha sea abundante. Así mismo deberá vigilar el estado sanitario de sus colmenas realizando los tratamientos preventivos contra los ácaros, especialmente la varroa.

El temor a posibles picaduras se conjura con una buena preparación y el equipamiento adecuado. Aún así, considero justo -y aún necesario- recibir varios aguijonazos por campaña. Si no hay una sensibilización específica o alergia a las picaduras, el veneno de la abeja produce una inflamación local que, según los versados en apiterapia, contribuye a mejorar sustancialmente la evolución de posibles dolencias reumáticas.

Ahora que vamos hacia el buen tiempo, la afición a la apicultura constituye un excelente recurso para mantener la ilusión y sintonizar con el devenir de las estaciones del año. Si sientes curiosidad por las abejas y quieres disfrutar de un pasatiempo apasionante y poco gravoso, este es el momento de adquirir una colmena y ponerla a poblar. Te aseguro que recogerás (en diversión, entretenimiento y, naturalmente, en miel) mucho más de lo que inviertas.